Sobrevivientes del buque

"V Cuerpo: Nueva nómina de detenidos". LNP 27/5/76

«V Cuerpo: Nueva nómina de detenidos». LNP 27/5/76

Se reanudan las audiencias testimoniales en el juicio contra 25 represores que actuaron bajo jurisdicción de la Armada Argentina, con epicentro en la Base Naval Puerto Belgrano, durante el terrorismo de Estado. Será desde las 9 en Colón 80 y continuarán el miércoles.

El tribunal oral subrogante escuchará testimonios de sobrevivientes y familiares de personas que estuvieron cautivas en el centro clandestino de detención, torturas y exterminio que funcionó en el buque ARA 9 de Julio. Los jueces deberían explicar además dónde estuvo el imputado Pedro Alberto Pila durante la primera jornada del debate. Según denunció el fotógrafo Marcelo Núñez el ex jefe de la División Operaciones de Prefectura burló al tribunal tal cómo lo contó Diego Martínez en esta nota.

Por otra parte, sumamos aquí la reseña de las declaraciones efectuadas en torno a los secuestros y cautiverios de Néstor y Hugo Giorno.

El ex intendente de Punta Alta Néstor Giorno recordó el martes 2 de septiembre que fue secuestrado el 24 de marzo de 1976 en Brown y 9 de Julio de la localidad rosaleña. «Mi señora estaba próxima a dar a luz, sabíamos que se venía una situación difícil, a las claras se venía el golpe y como recibía amenazas, esa noche dormimos en la casa de mi suegra. A la mañana voy al departamento donde vivía a tres cuadras de mi casa y me encuentro con que habían roto la puerta, un desastre, estaba todo dado vuelta. Volví, le avisé a mi señora, traté de tomar contacto con mis compañeros y fui detenido».

Fue encapuchado por personal de la Armada Argentina y trasladado al destacamento policial de la Base Naval Puerto Belgrano. Estuvo un largo rato de cara a la pared junto a otras personas detenidas hasta ser llevado en un camión al «famoso buque 9 de Julio». Entre golpes e insultos era interrogado sobre la militancia que compartía con su hermano Hugo en la Juventud Peronista y en el Sindicato de Luz y Fuerza. En el campo de concentración flotante supo que había sido padre por segunda vez.

Luego de 21 días Giorno y varios de sus compañeros fueron llevados hasta el Batallón de Comunicaciones 181, «decían que nos iban a pasar a boleta». En el gimnasio donde ensayaba la banda musical de la guarnición estuvo en cautiverio con el delegado de ATE Edgardo Carracedo, el presidente del HCD de Punta Alta Rodolfo Canini, el edil Aedo Juárez, su hermano y otros dirigentes sindicales de Bahía Blanca.

«Me tomó declaración una persona del Ejército, me dice que estaba detenido porque la gente de la Armada me había mandado, los cargos eran propios de la militancia, que había quemado una bandera de Estados Unidos, que había hecho referencia a los Mártires de Trelew en algunos discursos y que formaba parte de Luz y Fuerza», manifestó Giorno. Supone que el «Perico» que lo interrogó pudo haber sido Santiago «el Tío» Cruciani.

El 26 de mayo de 1976 parte del grupo de detenidos fue llevado a la UP 4 de Villa Floresta donde se encontraron con otros dirigentes: Víctor Benamo, Roberto Medina, René y otro de los hermanos Bustos. «Venían de otro lado porque con nosotros no habían estado y tenían problemas físicos, por los dichos de los mismos muchachos, habían sido maltratados en La Escuelita».

El año terminó con otro traslado. Esta vez fue hacia la UP 9 de La Plata. «Ese viaje es completamente distinto, viajamos muy mal, de la 4 al aeropuerto no hubo problemas. Ni bien llegamos, fue golpe tras golpe en forma permanente. (…) Eran muchas personas, estábamos con los ojos tapados pero el avión iba lleno».

«Fue una situación muy agobiante. Primero teniendo en cuenta que estaba a punto de tener a mi bebé. Cuando nace mi hijo nunca lo pude llevar a conocer al padre, lo conoció a los dos años cuando recién recuperó la libertad «, relató Norma Gabrilco, esposa del testigo víctima. Giorno recuperó su libertad el 1 de marzo de 1978.

«No sé si (este juicio) será contra la Armada o contra aquellos que mal utilizaron el uniforme del almirante Brown. Creo que la Armada ha hecho un gran trabajo en lo que fue la conquista de los mares del sur y no se merece a quienes atacaron a quienes quisimos engrandecer a esta ciudad. Hablar de Punta Alta y de la Base es hablar de lo mismo. Nuestros antepasados fueron inmigrantes que vinieron a construir todo esto, que fueron utilizados para agredir a otros argentinos. Esto no comienza en el ’76 sino a partir del ’55 cuando la Armada hace el papel de represor del pueblo argentino. Quienes entonces éramos niños, en nuestra adolescencia participamos de la resistencia peronista», finalizó el dirigente.

A Susana Mabel Baranda le tocó describir cómo los marinos irrumpieron en su domicilio, donde se encontraba con su hija de tres años y un bebé de siete meses, buscando a su esposo Hugo Giorno, secretario general del Sindicato de Luz y Fuerza.

«Él venía de un congreso en Buenos Aires, el personal militar revisaba la casa, los libros -el único bien material que teníamos- en un momento se retiran. (…) Mi esposo fue demorado en la ruta, bajado del colectivo y llevado al destacamento naval», sostuvo.

Unos días después alguien se acercó para avisarles que Hugo estaba en el buque 9 de Julio. El cautiverio de su marido se desarrolla de la misma manera que el de su cuñado. 21 días en el buque, interrogatorios en Policía Naval, Batallón de Comunicaciones 181, UP 4 de Villa Floresta y UP 9 de La Plata hasta la liberación el 24 de diciembre de 1977.

Susana era docente en una privada. Recurrió a la Curia, «Ogñenovich solo tuvo la amabilidad de atenderme porque no ayudó en nada». En el V Cuerpo le dijeron que cada vez que proponían largarlo los frenaba el Servicio de Inteligencia Naval. «’Mire que voy a consultar al servicio de informaciones’, digo. Fui y me atendió Iglesias. Se puso como loco y me dice ‘Usted se piensa que marina no tiene palabra, su esposo va a salir a fin de año’».

«Después restablecimos la relación familiar, mi esposo participó activamente en la política. En diciembre de 2008 cuando veníamos de un viaje me vuelve a visitar este señor José, un marino que me había avisado que mi esposo estaba en el buque. Y no sé qué buscaba, una especie de consuelo. Mi esposo le dice que no quería saber nada y creo que llamó al fiscal Córdoba y el señor accedió a prestar declaración», agregó la testigo.

Cerró afirmando que «a pesar de lo vivido nunca nos guió el odio ni la venganza, nuestras hijas fueron respetuosas de las instituciones» y le dedicó el testimonio «a la memoria de mi esposo«.

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