Montezanti o derechos humanos

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El doctor Mario Ricardo Sabbatini asumió este miércoles el rectorado de la Universidad Nacional del Sur homenajeando «a los estudiantes, docentes, no docentes y egresados de nuestra casa de estudios que fueron expulsados, perseguidos, encarcelados, torturados y asesinados o que engrosaron la larga lista de desaparecidos durante los duros años del Terrorismo de Estado».

El 3 de octubre de 2011 el asambleísta Dante Patrignani presentó ante el entonces rector, Guillermo Crapiste, un pedido de juicio académico para que el docente Néstor Luis Montezanti sea «separado de su cargo» por haber sido Personal Civil de Inteligencia del Batallón 601 del Ejército Argentino. La denuncia fue girada al Departamento de Derecho, judicializada por el espía, avalada por la Corte Suprema y escondida por las autoridades de Derecho hasta el 17 de diciembre pasado, cuando la declararon inadmisible «por no existir causa para llevar adelante el juicio académico».

El órgano al que perteneció el también presidente de la Cámara Federal de Apelaciones, a través del Destacamento de Inteligencia 181, resolvía los pedidos de reincorporación de esos alumnos y docentes militantes homenajeados que habían sido encarcelados y expulsados. La nueva conducción podrá ahora profundizar su compromiso con «una universidad que custodia los derechos humanos y  la memoria» al tratar la apelación de Patrignani en el Consejo Superior Universitario.

El recurso del profesor fue presentado en las últimas horas y acompañado el día de renovación de autoridades por un grupo de militantes de la Coordinadora por el Juicio a Montezanti que mostraron los afiches que laceraron la “privacidad, tranquilidad y honra” del ex PCI apadrinado por el represor José Osvaldo «Balita» Riveiro. Personal de seguridad de la UNS se encargó de despegar los carteles en Colón 80 «por orden judicial».

La apelación del denunciante expresa que «si se proporcionó la información acerca de la pertenencia de Montezanti como personal civil y se brindó su legajo, es porque las actividades de inteligencia que desarrolló no estaban vinculadas con el conflicto con Chile ni con el Reino Unido», como aduce el juez, dado que dicha documentación está específicamente exceptuada de la desclasificación ordenada por el Poder Ejecutivo.

El argumento ya fue utilizado por el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial de la Provincia de Córdoba en marzo de 2011, cuando separó de su cargo de Asesor Letrado Penal al ex PCI José Luis Santi, cuyo nombre apareció en el mismo listado que el de Montezanti.

En aquel caso, la Fiscalía sostuvo que la pertenencia al Batallón 601 durante el Terrorismo de Estado «no es algo menor» ya que «la información y documentación que mantenía la clasificación de secreto, no obedecía en ese entonces a la protección de intereses legítimos de un Estado democrático sino que, tal como se sostiene en el Decreto nacional 4/2010, sirvió para ocultar el accionar ilegal del gobierno de facto».

Para ser PCI «se evaluaban sus convicciones acerca de la realidad que se estaba viviendo, no se elegía ‘a cualquiera que respetase los valores democráticos en ese momento histórico de la Argentina’, había que conocer la situación, la actividad de inteligencia en esa época se había salido de cauce por lo cual -consideró el fiscal- ‘el perfil del agente de Inteligencia respondía al de un sujeto que, necesariamente, comulgara con la ideología sustentada, en ese entonces, por el Gobierno de facto que implicaba, entre otras cosas, el uso de la violencia política y física, ejercida desde el Estado, contra todo actor que fuera considerado una amenaza o desafiara al poder «.

En ese marco, Patrignani recordó la presencia de Montezanti -acreditada judicialmente- en la toma de la UTN en 1974 por un grupo armado, que en marzo del 75 se transformaría en la patota de Remus Tetu en la UNS, comandada por «Moncho» Argibay, asesino de “Watu” Cilleruelo.

El flamante rector dijo en su primer discurso: «Hago este homenaje en la figura de David ‘Watu’ Cilleruelo, estudiante asesinado en nuestra propia casa, que constituye todo un ícono de nuestra universidad. Dentro de dos meses se cumplirán 40 años de aquel nefasto día». Sabbatini preside una institución que querella en la causa que investiga la muerte del militante comunista y fue testigo del hecho: «Tuve el extraño y doloroso privilegio de hallarme presente en el complejo Alem cuando Watu fue asesinado ya que estaba esperando para rendir un examen oral, obviamente toda actividad se interrumpió, el pánico cundió y todos tuvimos una primera aproximación al terror que poco tiempo después se extendería a todo el país».

Patrignani aporta al Consejo Superior Universitario más datos que evidencian la «comunión ideológica» entre el docente espía y aquel «terror» mencionado por el rector. Recuerda que el ex diputado nacional Juan Pedro Tunessi vio en el estudio de Montezanti un diploma firmado por el genocida Suárez Mason de una Liga Anticomunista Argentina y que José Osvaldo “Balita” Riveiro, ex miembro de la Triple A, de nutrido prontuario en la represión continental y prófugo de la justicia, fue quien avaló los “antecedentes morales, ideológicos y familiares” del hoy camarista a quien conoció en 1975, año de pleno apogeo de la banda parapolicial.

«¿Cuáles fueron las tareas que realmente desempeñó en el Batallón de Inteligencia? El mismo Montezanti se contradice torpemente», advierte el asambleísta. En junio de 2013 reconoce ante Canal 9 como “una tacha menor, irrisoria e indeterminada” su participación como PCI. «Admite el hecho como una mancha en su currículum», subraya la apelación.

En noviembre de 2013, en un programa de Radio Continental, «miente afirmando que no se desempeñó como PCI sino como ‘abogado’ del Ejército. Preguntado por el periodista qué hacía concretamente ahí, respondió, burlándose de la inteligencia del oyente: ‘los empleados del Ejército cometen infidelidades, se separan, no pagan deudas, alquilan… Todo eso requiere de un enfoque de alguien especializado’, diciendo que se ocupaba de esos litigios. Preguntado por su relación con Riveiro, miente diciendo que lo conoció por ‘una cuestión de laburo’ (años 80 y 81) siendo que la relación se remonta, tal como declara Riveiro, al 75. ¿En este año ya ‘laburaba’ con el genocida?».

«Formulé, y sigo sosteniendo mi denuncia, considerando que la sola pertenencia de Montezanti a la inteligencia de la Dictadura, su actuación como ‘colaboracionista’ de un régimen genocida, es suficiente para separarlo del cargo», insiste Patrignani. Cita al fiscal Abel Córdoba: «La inteligencia militar en Bahía Blanca, comparada con otras regiones de la Provincia de Buenos Aires, fue particularmente meticulosa y exhaustiva. Es algo que los peritos de la Comisión por la Memoria nos dicen. La Inteligencia que se hizo en Bahía Blanca es enormemente superior y exhaustiva a la que se hizo en Mar del Plata o La Plata, por ejemplo. Los documentos que hemos podido recuperar de Inteligencia dan cuenta de eso, de un poder de infiltración realmente enorme».

El flamante rector entiende que «aquellos tiempos quedaron atrás y hoy nos encontramos con una universidad abierta, democrática y plural como quiso ser desde su origen, una universidad que custodia los derechos humanos y también la memoria para que los errores no se repitan». Los mansos consejeros del Departamento de Derecho, al servicio del docente y presidente de la Cámara Federal de Apelaciones que fue «asesor universitario» de los genocidas, lo contradicen. ¿Qué opinarán en el Consejo Superior?

Foto: Coordinadora por el Juicio a Montezanti

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