La Corte Suprema prolonga la impunidad de Vicente Massot

Con una oración, la Corte Suprema desestimó ayer una queja contra la falta de mérito de la cual goza Vicente Massot. El ex dueño de La Nueva Provincia está acusado de ser coautor de los homicidios de Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola y por haber efectuado “aportes esenciales” en los secuestros, torturas y asesinatos de otras 35 personas a través de tareas de acción psicológica desplegadas por su multimedio.

«El recurso extraordinario, cuya denegación origina esta queja, no se dirige contra una sentencia definitiva o equiparable a tal», firmaron Ricardo Lorenzetti, Horacio Rosatti, Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda.

El fiscal Javier De Luca había fundado el recurso en el carácter equiparable a una sentencia definitiva de una resolución de la Cámara de Casación, pues constituía un sobreseimiento encubierto que violaba la obligación internacional de dilucidar y juzgar seriamente los hechos. Además, ponía en riesgo la soberanía jurisdiccional del Estado argentino porque, al tratarse de delitos de jurisdicción universal, cualquier otro país podía juzgar los hechos si no se lo hacía aquí. Seguir leyendo

Adalberti y Bonini más cerca del juicio oral

El fiscal Pablo Fermento solicitó la elevación parcial a juicio oral del ex oficial médico Humberto Adalberti y del ex suboficial enfermero Adalberto Bonini. Están acusados por crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención, torturas y exterminio La Escuelita.

La fiscalía los considera coautores de los delitos de asociación ilícita, de privaciones ilegales de la libertad (en el caso de Adalberti en relación a 82 víctimas y Bonini por 70), de quince homicidios y de la sustracción de los hijos nacidos en cautiverio de las desaparecidas María Graciela Izurieta y Graciela Alicia Romero.

Según el requerimiento, los imputados asistían a “La Escuelita” para brindar atención médica a las personas cautivas y con esa acción contribuían al mantenimiento de las victimas en esa condición. Seguir leyendo

El tribunal resolvió que Curzio siga libre

El Tribunal Oral mantuvo el beneficio de la excarcelación de Juan Carlos Curzio tras el llamado intimidatorio que este realizó a la testigo Cristina Leiva, en el marco del juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos por la Triple A.

Lo hizo «teniendo en cuenta que la testigo relató circunstanciadamente cómo había sido la llamada y que ella misma consideró que no se sentía intimidada ni amenazada, más allá de la no correspondencia de parte de quien se encuentra imputado en esta causa del llamada telefónica», comunicó

La Fiscalía había planteado que el mensaje no era solo para ella «sino para todos los testigos convocados». Pablo Fermento explicó que «hay mucho miedo en torno a este juicio y es muy importante que los jueces piensen y decidan en función del mensaje que queremos darle a los que tienen que venir». Seguir leyendo

Pidieron la detención de Curzio: ¿qué mensaje dará el tribunal?

El fiscal Pablo Fermento pidió la detención de Juan Carlos Curzio por intimidar a una testigo. El ex corredor de speedway es uno de los cuatro imputados en el juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos por la Triple A.

Cristina Leiva declaró hoy y brindó detalles de varios de los integrantes de la banda parapolicial, a quienes conoció por vínculos familiares y de su militancia en el peronismo. «Ese llamado no tenía otro objetivo más que intimidar y condicionar el testimonio», afirmó Fermento.

Sin embargo, el fiscal destacó que «no es solo para ella sino para todos los testigos convocados a este juicio». En los últimos días ya tuvieron que desistir de varios a causa del temor.

«Hay mucho miedo en torno a este juicio. Es muy difícil llegar a los testigos y que presten su declaración. Es muy importante que los jueces piensen y decidan en función del mensaje que queremos darle a los testigos que tienen que venir». Seguir leyendo

«Reportaban directamente a Rodolfo Ponce»

Daniel Alberto Juliá relató al Tribunal Oral bahiense que los integrantes de la Triple A, luego de cometer sus crímenes, concurrían al boliche Rancho X del Barrio Palihue a tomar una bebidas «cortesía de la casa».

Trabajó como barman desde 1972 hasta horas antes del golpe de Estado de 1976, cuando fue convocado al servicio militar. «Los atendía casi todas las noches en la confitería. Dejaban las armas en un costado de los sillones, venían con ametralladoras, itakas, 16 recortadas. Argibay, Aceituno, De Rosa, eran varios, se iban turnando».

El propio Rodolfo Ponce, diputado nacional y secretario general de la CGT, solía sentarse con la banda: «Era como que fueran empleados de él». Seguir leyendo

Triple A: analizan crímenes de Cilleruelo y Pojomovsky

Mañana y pasado desde las 9 continuará el juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos por integrantes de la Triple A. Las audiencias serán transmitidas por el canal de YouTube de la Universidad Nacional del Sur y por juiciobahiablanca.wordpress.com

Esta semana fueron convocados testigos del homicidio de David «Watu» Cilleruelo, caso que comenzó a analizarse desde el inicio de las testimoniales.

También se abordará el crimen de Alberto Mario Pojomovsky, militante del Partido Comunista y del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Seguir leyendo

Curzio amenazó a testigo: «Todo lo que hice lo hice por plata, ¿por qué no me dejan de molestar?»

CURZIO

El ex dirigente estudiantil y militante del Partido Comunista, Juan Larrea, denunció durante su declaración en el juicio contra integrantes de la Triple A que el imputado Juan Carlos Curzio intimidó a otra testigo, hija de una víctima del terrorismo de Estado.

«Curzio no tuvo problema en levantar el teléfono, llamar a María Cristina Leiva y decirle: ‘mirá, yo todo lo que hice, lo hice por plata, ¿por qué no me dejan de molestar? Eso ya pasó hace tiempo, yo nunca tuve que ver con nada’. En un tono amenazante, ‘terminenlá conmigo’», contó Larrea a FM De la Calle.

Leiva debe declarar en la causa. «Es el colmo de la impunidad. Hay un sentido común que indica que este señor después de 50 años de los homicidios terribles, pueda llamar a una señora que ha sido víctima -porque su familia ha sido perseguida- y tener el descaro de llamarla. Eso quiere decir que el hombre se considera en condiciones de intimidar y, si tuviera espacio, no se qué otra cosa haría», agregó .

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El sentido común del «algo habrán hecho»

Anteriormente, Larrea aseguró que «la sociedad bahiense fue construyendo el sentido común que permitió que todas estas cosas ocurrieran. Me preguntaría: si volvieran a cometerse estos crímenes qué diría el hombre y la mujer común de la calle, ¿estarían dispuestos a convivir, temor de por medio, con esta situación?».

Este modo de vida «se construyó desde hace varios años cuando se consintió que la fuerza aérea naval fuera y bombardera la Plaza de Mayo, matara más de 300 personas y nadie respondiera por eso. Entonces, con ese clima se empezó a vivir en las escuelas secundarias, con ese clima de persecución contra adolescentes judíos que era una rémora de lo que se había vivido durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque los nazis habían sido derrotados había mucha gente que pensaba como ellos».

«A principios de los 70 ya los vimos en acción, nunca me olvido de lo que pasó en el Salón de los Deportes, en el Encuentro Nacional de los Argentinos. Era el clima que se vivía a pesar de que la UNS y el movimiento obrero estaban en lucha por sus reivindicaciones. Había un sentido común en la sociedad bahiense que fue tomando cuerpo y se expresó en el ’74 , ’75 cuando esta ola de terrorismo con amparo estatal tuvo su cumbre con los asesinatos de Negrito García y Watu. Hubo decenas, entre 25, 30 jóvenes asesinados en la época, hubo un consentimiento silencioso».

Respecto al rol colaboracionista de La Nueva Provincia, el testigo mencionó que la represión «tenía un comando. Estaba básicamente en los servicios de Inteligencia donde jugó siempre un papel central el Servicio de Informaciones Navales, su vinculación permanente con LNP y la dirección general de la política de la embajada americana, gente que tenía una conexión fenomenal».

Destacó «el papel central y la conducción personal de Diana Julio, una mujer de una brutalidad personal, con una definición política e ideológica determinante. Eran fascistas».

«Esta sociedad es responsable de que 50 años después tengamos que estrujarnos la memoria para hacer justicia»

Larrea puntualizó que «en el 75 había orden constitucional, los que van a reclamar por un crimen terminan presos, eso era lo que se vivía y se consentía. Esto ocurría no solo en un Estado terrorista en ascenso, esto fue con consentimiento. Era la sociedad la que toleraba esto, y era la sociedad la que los aceptaba».

«Yo les decía a los abogados que reconocía la importancia de lo que están haciendo pero llega tarde. Tan tarde que nos resulta ridículo que nos pregunten detalles de lo que todo el mundo conocía. Teníamos que demostrar, como si tuviéramos una cámara, que el que apretó el gatillo disparándole por la espalda (a Watu) fue Argibay y de un lado estaba su hijo Pablo y Aceituno del otro».

Larrea destacó que «esta sociedad es responsable de que 50 años después tengamos que estrujarnos la memoria para hacer justicia pero también esta sociedad disfruta de la posibilidad de que se haga justicia».

«Le reclamamos, no solamente al Poder Judicial sino a la sociedad que se haga cargo, que se masacró a una juventud. Lo reclama la historia. Fue un crimen fenomenal del cual la sociedad se va a tener que encargar no solo de decir Nunca Más sino de un suceso práctico, esto es terrible no puede volver a ocurrir».